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El desplome de 447 años de historia en 18 segundos

Popayán, la antigua capital del Gran Cauca, fundada por el adelantado Sebastián de Belalcázar el sábado 13 de enero de 1537, es heredera de un rico legado artístico colonial, constituido por grandes haciendas, amplias casonas, templos, conventos, monasterios, edificios públicos, que resguardan singulares obras de arte tales como piezas de orfebrería sacra, pinturas, esculturas, algunas elaboradas por artesanos
locales, y en su mayoría provenientes de la otrora Metrópoli Española y de sus virreinatos de Lima y Quito; todo gracias a los ostensibles dividendos obtenidos por la explotación minera –principalmente en el Chocó- entre la segunda mitad del S. XVII y la primera mitad del S. XVIII (1).

Pero todo ese importante patrimonio histórico –pero ante todo, la vida misma de sus habitantes- ha sufrido violentos embates de numerosos terremotos, que han llegado incluso a poner a prueba la existencia futura de la ciudad. Así, gracias a diversas investigaciones históricas, sabemos que en marzo de 1566(2), a tan solo 29 años de su fundación, se registro el primer sismo que afectó gravemente su territorio (al igual que la ciudad de Santiago de Cali) perteneciente al entonces Nuevo Reino de Granada.

A ese movimiento telúrico, le siguió el del jueves 2 de febrero de 1736(3), el cual destruyó templos emblemáticos de la ciudad como la Catedral, San Francisco, La Compañía (San José), Santo Domingo; quedando en pie La Ermita, y dejó semidestruidos varios edificios públicos y la gran mayoría de casas de habitación del lugar. Sobre este sismo, el arquitecto Javier Velasco Mosquera señala que:

El terremoto de 1736 marcó una etapa decisiva en la historia de la ciudad, produjo cuantiosos daños en lo material pero al mismo tiempo promovió grandes iniciativas, creó expectativas y sembró esperanzas para construir un mundo mejor, una ciudad nueva y pujante que desafiara al tiempo y a las fuerzas de la naturaleza(4).

Curiosamente, ese evento telúrico, propició el auge del comercio en el hoy sector histórico de Popayán, reconstruyéndose las casas que inicialmente fueron de una, en dos plantas, ubicándose las tiendas en la primera, junto a las áreas de servicio, y los espacios familiares en la planta alta(5). 149 años después del anterior, el lunes 25 de mayo de 1885, ya en época republicana, aproximadamente a las 6:oo pm, un fuerte sismo volvió a semidestruir la ciudad de Popayán, dejando seis personas muertas y algunos heridos; afectando en menor medida al Tambo; y en el Valle, a Cali, Trujillo, Buga, Tulúa y Palmira(6).

Posteriormente, el miércoles 31 de enero de 1906(7) (21 años después del anterior) a las 11:00am, un fuerte terremoto azotó nuevamente a Popayán, destruyendo parte de la iglesia de San Francisco, la antigua biblioteca del Convento de San Francisco, la iglesia de San Agustín; entre otros daños en templos y edificaciones particulares. Simultáneamente afectó con menor intensidad a Timbío, y a las ciudades de Cali, Buenaventura, Pereira, Manizales, Neiva (entre otras); y generó un tsunami en Guapi destruyendo los caseríos de Playa Quiroga y Playa del Corbal. 61 años después del anterior, el jueves 9 de febrero de 1967, a las 10:15am, un sismo afectó nuevamente a la Capital del Departamento del Cauca, destruyendo parcialmente algunas edificaciones del sector histórico, principalmente la iglesia de Belén, que debió ser posteriormente restaurada. Ese mismo evento sísmico, golpeó gran parte de la región andina, causando significativos daños en ciudades como Pasto, Cali o Bogotá(8).

Y finalmente, a más de una década del anterior, el Jueves Santo 31 de marzo de 1983, a las 8:15 am (9), un sismo magnitud 5.6 (10) sobre la escala de Richter, convulsionó dramáticamente, esta vez, en 18 segundos, 447 años de vida cívica de la ciudad de Popayán, desencadenando a partir de la tragedia misma, una serie de complejos procesos de orden urbanístico, demográfico y socio-cultural, que casi tres décadas después, aún afectan el presente de sus moradores, influyendo en la concreción de su futuro, y en la reconfiguración de sus imaginarios comunes.

Quienes fuimos sorprendidos por ese terremoto siendo aun niños, hemos escuchado a lo largo de
nuestras vidas, por boca de nuestros padres, familiares, profesores y amigos, un sinnúmero de
historias que coinciden en afirmar, que lo sucedido el 31 de marzo de 1983, fue un suceso catastrófico,
caótico, triste; que trazó radicalmente e intempestivamente, un antes y un después en el
devenir de la ciudad. (Imagen izquierda: microfilm caricatura en El Tiempo, 1 de abril de 1983)

El trasfondo temporal de la tragedia, la Semana Santa –pasión, muerte y resurrección- le añade si cabe, un grado exacerbado de dramatismo, sustentando en la fuerza simbólica que dicha celebración religiosa ejerce dentro del imaginario hegemónico de Popayán, y que reivindica año tras año, el ya lejano pasado hispánico-cristiano, para a través del rito, intentar una vez más, hacerlo actual en el
presente.

El sismo del 83’ generó en el país un amplio cubrimiento mediático, que apeló las más de las veces al citado trasfondo religioso, para dimensionar la magnitud del suceso: la edición extra del Periódico El Tiempo, del Viernes Santo 1 de abril de 1983 (imagen microfilm derecho), publicó en su portada junto una enorme foto de la Catedral Basílica Nuestra Señora de la Asunción en ruinas, un titular que anunciaba: “¡TERREMOTO! semidestruida Popayán; más de 200 muertos y mil heridos”; en la página 4: “Popayán, como una Jerusalén destruida”; más abajo en la misma página: “Se agotaron sangre y ataúdes”; en la página 5: “Popayán surgirá de sus escombros: B.B (Belisario Betancur); en la página 6: “Colombia perdió una de sus dos ciudades más bellas...” y más abajo: “Poder de destrucción de 28.000
toneladas de dinamita”.

En esa misma edición del 1 de abril, una interesante nota publicada en la página 7, titulada “Cronología de la tragedia”(11), da cuenta minuto a minuto de forma precisa, de la extrema gravedad de sucedido (Imagen izquierda: microfilm El Tiempo, 1 de abril de 1983):

* 8:12 (am – 31 de marzo) Se producen dos leves y continuos movimientos sísmicos.

* 8:13 Fuerte Terremoto. Afecta suroccidente del país. Popayán, Cajibío, Timbío y Piendamó, principales poblaciones afectadas. Duró aproximadamente 18 segundos.

* 8:55 Reunión extraordinaria de autoridades departamentales y municipales para controlar la situación.

*9:15 El presidente Belisario Betancur se desplaza desde Neiva hasta Popayán para asumir el control de la tragedia.

* 9:50 Llega el primer mandatario al aeropuerto de Machángara (Hoy Aeropuerto Guillermo León Valencia)

* 10:11 Se reúne el presidente con la gobernadora Amalia Gruesso de Salazar y el alcalde Guillermo Salazar para conformar un comité de emergencia.

* 10:45 Declaran a Popayán en estado de emergencia.

* 11:05 El presidente recorre por aire y tierra las zonas del desastre.

* 11:14 Entregan lista de 11 muertos identificados.

* 11:30 El gobernador de Boyacá Guillermo Gómez Barrera, anuncia envío de
alimentos, drogas y carpas.

* 11:50 El presidente Belisario Betancur y los ministros de Defensa y de Gobierno,
ordenan militarizar la ciudad para garantizar la seguridad de la ciudadanía.

* 12:00 Prohíben la salida de alimentos de Popayán.

* 12:30 Ordenan a los turistas evacuar la ciudad para evitar congestiones y falta
de alimentos.

*12:31 Llega el primer destacamento de la Cruz Roja y Defensa Civil desde Bogotá para ayudar a las labores de socorro y atención médica.

* 12:45 Arribo a Popayán de la viceministra de Salud María Teresa de Saade.

* 1:15 (pm) Segunda lista parcial de víctimas.

* 2:00 El presidente Belisario Betancur viaja a Bogotá.

* 2:15 Sale de Bogotá el primer viaje de médicos y enfermeras voluntarias.

* 2:17 Se anuncia oficialmente que todos los actos programados dentro de la Semana Santa y el Festival de Música Religiosa quedan cancelados.

* 3:00 Te Déum y Réquiem en inmediaciones de la Catedral.

* 3:30 Se prohíbe el tránsito y llegada de personas a Popayán.

* 3:40 Llegan procedentes de Cali, las primeras máquinas para la remoción de escombros.

* 4:00 Solicitan a familiares de las víctimas trasladar –en lo posible- a las víctimas a otras ciudades para su sepultura. Los cementerios de la ciudad también fueron destruidos.

* 4:15 Se plantea la posibilidad de incinerar los cadáveres para evitar problemas sanitarios.

* 4:25 Se constituyen en los barrios brigadas de vigilancia y solidaridad para
evitar saqueos.

* 4:30 Se entrega una nueva lista de víctimas.

* 4:32 Comienza la remoción de escombros en las zonas residencias de Pubenza,
Las Torres y Barrio La Esmeralda.

* 4:50 La Cruz Roja Colombiana entrega lista parcial de heridos.

* 4:56 El viceministro de Gobierno Gustavo Zafra Roldán señala que la situación es grave pero está totalmente controlada.

Esa cronología evidencia ante todo, la compleja situación humanitaria que debieron enfrentar los (las) sobrevivientes, con el paso de las primeras horas que siguieron al fuerte movimiento telúrico, y que quedó plasmada en los inquietantes testimonios que varios ciudadanos (as) ofrecieron a algunos de los reporteros que cubrieron la emergencia in situ.

Así, el enviado especial de El Tiempo, señor Germán Santamaría, que arribó a Popayán vía área procedente de Bogotá la misma mañana del 31 de marzo, narra la experiencia vivida por la Sra. María del Socorro Cuají, habitante del barrio El Cadillal, quien había salido muy temprano en la mañana de ese Jueves Santo hacia el Parque Caldas, en compañía de sus hijos mayores a buscar algún tipo de trabajo
que pudieran realizar para ganar algo de dinero, ya que su esposo se encontraba de viaje. Recuerda la Sra. Cuají, que dejó en su casa durmiendo a su hijo menor de dos años -Oscar Andrés-, al cuidado de su tía Carmen Helena. Instantes después de arribar al Parque Caldas, sucedió el terremoto y en medio del estruendo, en lo primero que pensó, fue en su pequeño hijo. En medio de la nube de polvo que
siguió al sismo y atravesando los escombros (sorteó la caída de un poste de alumbrado público) se dirigió al Cadillal y recuerda que, “Cuando llegue a la esquina vi que la casa que es lo único que tenemos, era apenas un montoncito de piedras. Yo estaba mirando eras piedras que echaban polvo, cuando depronto sentí que me abrazaba llorando mi hermana Carmen Helena. Yo le pregunté que donde estaba Oscar Andrés y ella me contestó que allá y miramos hacía allá y lo que había en la calle era una pared con todos los ladrillos regados.

Ella me insistía que allá y yo solo me convencí que Oscar Andrés estaba ahí debajo cuando una hora después lograron mover todos esos ladrillos y ese cemento y mi muchachito esta ahí, como está ahora, esperando a que lo entierren”(12). Seguidamente la Sra. Cuají describe como trasladó el cadáver de su hijo en sus propios brazos, desde las ruinas de casa hasta el anfiteatro, en donde seguidamente le entregaron el certificado de defunción y le explicaron que si no regresaba con un ataúd, no podían devolverle los restos mortales del niño. Por tanto, como había escuchado que el presidente Belisario Betancur regresaba a Popayán a “ayudar a la gente”, comenzó a deambular por la ciudad en ruinas desde la noche del Jueves Santo en compañía de su hermana, a la espera del retorno de Betancur para
solicitarle apoyo económico para sufragar la compra del féretro. El presidente regresó procedente de Bogotá en horas de la mañana del Viernes Santo, logrando la Sra. Cuají abordarlo mientras éste efectuaba un recorrido frente al destruido Museo Nacional Guillermo Valencia. El periodista Santamaría recuerda que:

“Fue algo conmovedor, pues la mujer se abalanzó sobre el Primer Mandatario y le dijo: Don Belisario, Don Belisario, desde ayer lo estoy buscando para que me regale para el ataúd de mi hijo. [...] el presidente se estremeció [...] abrazó fuertemente a la mujer [...] se metió la mano al bolsillo, sacó con fuerza y hasta con rabia lo que llevaba allí, miró el pequeño manojo de billetes y se lo alargó a la mujer...(13)

El anterior testimonio da cuenta de forma precisa, de la crisis social que el terremoto desencadenó entre los estratos medios y bajos de la ciudad, y que en los meses y años inmediatamente posteriores, propició el surgimiento de múltiples asentamientos subnormales en la periferia. Al respecto, la geógrafa Claudia Ximena Quintero Gonzáles, señala que ese evento natural "marcó el inicio de una nueva urbe que comenzó a expandirse rápidamente hacia las periferias debido a las migraciones internas de centenares de familias [...] éstas iniciaron la invasión de terrenos con el fin de obtener un predio para construir viviendas propias [...] Vale la pena señalar que el crecimiento físico de la ciudad también estuvo vinculado a las inmigraciones. De acuerdo con información suministrada por la Secretaría de Planeación Municipal de Popayán, la magnitud del desastre se incrementó con la llegada de cerca de 26.400 personas de fuera de la ciudad, “lo que generó que se ocuparan predios libres y baldíos en las periferias, por parte de familias provenientes de varios lugares de la geografía caucana y de regiones del centro y sur occidente de Colombia, quienes aprovechando la oportunidad de encontrar mejores opciones de vida a nivel económico, laboral, vivienda, educación, etc. anunciadas por el gobierno nacional, se instalaron en el territorio”(14).

Finalmente hoy, a 29 años del terremoto de 1983, con el 90% del Sector Histórico reconstruido o restaurado -hecho que innegablemente ha favorecido la preservación del patrimonio cultural mueble e inmueble-; parece ser que la frase de Álvaro Pío Valencia con la que a modo de epígrafe abrimos este texto (en la que el reconocido intelectual payanés, invitaba el mismo día del sismo a reconstruir
prioritariamente las “casas de los pobres” antes que las iglesias) es una deuda contraída y hasta ahora medianamente saldada, con esa otra ciudad, surgida a partir del doloroso e inolvidable acontecimiento del 31 de marzo; que está ubicada más allá de la “Ciudad Blanca”, pero que como lo indica el documento del Plan Especial de Manejo y Protección del Sector Antiguo Popayán PEMP, aprobado por el Ministerio de Cultura en 2009, debe posibilitársele en la actualidad, una relación incluye con el citado sector histórico, buscando “su consolidación como territorio armónico, amable, disfrutable, equitativo, sostenible y participativo, en el que se conjuguen en estética y funcionalidad, las expresiones del pasado, las formas del presente y los anhelos del futuro” (15).


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NOTAS DE PIE DE PÁGINA

(1) En su ensayo “El Legado Artístico de Popayán” (Bogotá, 1986) el historiador del arte español Santiago Sebastián, afirma que el apogeo económico de la ciudad “se registra a fines del siglo XVII, cuando las viejas explotaciones de La Plata, Mariquita y Pamplona fueron abandonadas por su pobreza, centrándose la atención sobre el occidente de la Nueva Granada. Aquellos empresarios payaneses unieron a su prestigio económico una destacada posición política y social. El presidente de la Real Audiencia del Nuevo Reino de Granada escribía en 1727 que "el oro que se saca del Chocó es parte de los dueños de minas, que todos son vecinos de Popayán. Más de

30.000 pesos de oro fino se extraían al año en Almaguer. El quinto que pagó la provincia de Popayán al rey, en 1778, alcanzó la suma de 18.070 castellanos. La liberación de los esclavos dio al traste con esta economía tan lucrativa.” Cfr. SEBASTIÁN, Santiago. El Legado Artístico de Popayán [en línea] Bogotá: Museo de Arte Religioso – Banco de la República, 1986. (Consulta 16 febrero 2011)


(2) Crf.: ARAGÓN, Arcesio. Fastos Payaneses. Bogotá: Imprenta Nacional de Colombia, 1939. Págs: 72-74

(3) SERVICIO GEOLÓGICO COLOMBIANO. Calendario histórico de eventos: 2 de febrero de 1736. [En línea] Bogotá: 2012. =256&Itemid=0&year=2010&month=02&day=02&uid=826fb3fc4a8646ee0d72051303c318f8 (Consulta: 16 febrero 2012)

(4) VELASCO MOSQUERA, Javier. Consideraciones sobre la arquitectura en Popayán. Popayán: Ed. Universidad del Cauca, 2004. Pág.: 57

(5) Ibíd., pág.: 130

(6) SERVICIO GEOLÓGICO COLOMBIANO. Op. Cit.:
=403&Itemid=0&year=2011&month=05&day=25&uid=fdf3881cfb0c239cbb05f7c2aa29b139

(7) OLANO , Antonio. Popayán en la Colonia. Bogotá: Imprenta Oficial, 1910. Pág.: 60 - 101

(8) EL peor terremoto del siglo en el país. En: El Tiempo. Bogotá (12 febrero 1967); Pág.10

(9) De acuerdo a la fuente que se tome como referencia se estipula la hora entre las 8:13am y las 8:15am. [N. del A.]

(10) SERVICIO GEOLÓGICO COLOMBIANO. Op. Cit.:
=318&Itemid=0&year=2010&month=03&day=31&uid=82a88d8e752d8ca57c40823e7247eb8c

(11) Cronología de la tragedia. En: El Tiempo. Bogotá (1 abril 1983); Pág.7

(12) SANTAMARÍA, Germán. Don Belisario deme p’al ataúd de mi hijo. En: El Tiempo. Bogotá (3 abril 1983); Pág.9-A

(13) Ibíd., pág.: 9-A

(14) QUINTERO GONZALES, Claudia Ximena. Desastres naturales: transformaciones socio- ambientales por el terremoto de Popayán, caso comuna 5. En: Revista UIS Humanidades. Bucaramanga. Vol. 38, No. 2.
(Julio-diciembre 201); págs.: 84 - 85

(15) MINISTERIO DE CULTURA. Resolución 2432 de 2009. En: Diario Oficial. Bogotá. Año CXLIV No. 47.684 (domingo 18 abril 2010); pág.: 13.

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